Hay veces que aunque nos parezca que estamos hundidos hasta el fondo en un pozo de negra desesperación, la vida nos concede una oportunidad de volver a ver la luz lanzándonos una cuerda. Así que coge aire y prepárate, porque la subida no va a ser fácil, pero si llegas a la meta obtendrás tu recompensa. Esas cuerdas tienen nombre y apellidos.
He de dar las gracias a las personas que aguantan mi vida cual columnas de refuerzo, sirviendome de apoyo para que se mantenga toda la estructura. Hay algunas mas grandes, otras mas finas, pero todas son útiles al fin y al cabo. Porque los que dejan huella, poco importa que estén siempre ahi o no, porque tu siempre los llevas dentro.
Tu huella es la más grande de todas. Ayer casi no te conocía y ya han pasado años. La locura de esta vida es demasiado grande para que mi mente la abarque.
Solo tengo que pensar...
